En Milipol 2025, realizada entre 18 al 21 de noviembre en París, se presentaron tecnologías TSCM que no están disponibles para el mercado civil. De hecho solo pueden conocerse en ferias profesionales donde fabricantes especializados muestran dispositivos diseñados exclusivamente para fuerzas y cuerpos de seguridad. Este tipo de equipamiento no aparece en catálogos comerciales, pero sí puede terminar adaptado o reutilizado por terceros para fines encubiertos. Ver su funcionamiento permite entender cómo se construyen las amenazas reales: cómo reducen la firma térmica, cómo alteran los patrones de emisión para camuflarse entre el ruido radioeléctrico y cómo emplean bandas poco habituales para evitar cualquier detección básica.
Para un profesional del barrido electrónico, este conocimiento es esencial. Relacionar un patrón de emisión observado en un despacho, vehículo o habitación con tecnologías avanzadas vistas en Milipol 2025 permite orientar la búsqueda de manera más precisa, descartar señales legítimas y centrar el análisis en aquellas que podrían corresponder a un dispositivo oculto. Esta capacidad interpretativa no puede ofrecerla un operador que solo maneja detectores de baja sensibilidad o herramientas domésticas.
Además, comprender estas amenazas explica por qué un barrido electrónico profesional tiene un precio que refleja la complejidad del trabajo. Detectar dispositivos que imitan la firma electromagnética del entorno o que se integran en estructuras del mobiliario exige tiempo, formación y equipos de alta gama. Por eso, cuando se contrata un servicio TSCM, el cliente no paga únicamente por “pasar un detector». Paga por la capacidad de identificar tecnologías que un análisis básico nunca descubriría

Milipol 2025: Un punto de encuentro para conocer las amenazas reales, no las teóricas
En Milipol se presentan tecnologías que ya están siendo empleadas en ámbitos operativos y que, en ocasiones, terminan apareciendo modificadas en entornos privados. Algunas de ellas están diseñadas para evadir detección, para emitir con potencias extremadamente bajas o para camuflarse en elementos cotidianos sin mostrar firma electromagnética constante. Ver estas herramientas en funcionamiento permite comprender por qué ciertos dispositivos no aparecen en un barrido convencional y qué ajustes técnicos deben aplicarse para localizarlos.
En este escenario, el aprendizaje no se centra únicamente en cómo detectar, sino en cómo se oculta. Quien instala un micrófono espía no se limita a colocar un objeto visible; utiliza técnicas de camuflaje, modos de transmisión intermitentes, frecuencias atípicas o estructuras físicas que hacen que la inspección sea cada vez más exigente. Conocer estas técnicas aporta una ventaja operativa porque permite orientar la búsqueda, interpretar señales complejas y anticipar escenarios donde un detector económico resultaría insuficiente.
Micrófonos blindados: una amenaza que redefine la inspección técnica
Entre los dispositivos más relevantes presentados en Milipol 2025 destacan los micrófonos blindados, diseñados para minimizar cualquier firma detectable. Estos equipos incorporan materiales para que un detector de juntas no lineal convencional no lo localice. Para un barrido electrónico, esto significa que ya no basta con utilizar una herramienta concreta: es necesario combinar técnicas físicas, térmicas y análisis en frecuencias poco habituales.
La presencia de estos micrófonos evidencia que la inspección debe adaptarse a cada entorno, ya sea un vehículo, un despacho corporativo o un alojamiento temporal. Estos dispositivos representan una de las amenazas que más exigirá a los profesionales de TSCM en los próximos años.
Localizadores GPS indetectables: el reto creciente para los barridos en vehículos
Uno de los elementos más llamativos observados en Milipol fue la aparición de localizadores GPS que no utilizan tarjeta SIM, operan en frecuencias distintas a las habituales y presentan un formato extremadamente delgado, comparable al grosor de una pegatina adhesiva. Esta nueva generación de dispositivos redefine por completo el concepto de seguimiento encubierto y supone un desafío significativo para cualquier barrido electrónico que no utilice herramientas profesionales.
Estos equipos están diseñados para integrarse en superficies del vehículo sin levantar sospechas. Su aspecto plano permite adherirlos a paneles internos, estructuras metálicas o zonas que un usuario nunca revisaría de forma manual. Además, al no emplear redes móviles ni transmisión continua, no generan los patrones típicos que detectan los buscadores de frecuencias comerciales.
Solo un analizador de espectro TSCM con capacidad para registrar eventos fugaces y trabajar en rangos amplios puede identificar su presencia. Sin esta herramienta, el dispositivo funciona de manera completamente silenciosa y pasa inadvertido incluso para operadores con experiencia que utilizan equipos no especializados.
Para el profesional TSCM, conocer estos dispositivos resulta imprescindible para adaptar la metodología de inspección y evitar que pasen desapercibidos en un barrido electrónico en vehículo.
Ocultación avanzada: dispositivos que imitan componentes del vehículo o el mobiliario
Otra tendencia destacada en Milipol 2025 es la sofisticación de la ocultación física. Balizas GPS, microcámaras y grabadoras pueden presentarse integradas en carcasas que imitan piezas del vehículo, tornillería no estándar, elementos de iluminación o módulos aparentemente decorativos. En el caso de entornos como hoteles o despachos, se integran en detectores de humo, sensores ambientales o adaptadores de corriente con un nivel de detalle que hace casi imposible distinguirlos a simple vista.
La combinación de reducida emisión electromagnética, tamaños cada vez más compactos y camuflaje estructural explica por qué las inspecciones deben ser minuciosas y por qué un barrido no puede basarse exclusivamente en tecnología RF.
Por qué conocer estas amenazas en Milipol 2025 mejora la calidad del barrido electrónico
La eficacia de un barrido electrónico no depende únicamente de los equipos utilizados. Depende, sobre todo, del conocimiento sobre cómo evolucionan las amenazas. La tecnología presentada en Milipol demuestra que quienes fabrican dispositivos de vigilancia trabajan continuamente para mejorar su camuflaje y para no ser detectados por herramientas convencionales. Por ello, para Barrido Electrónico Jurídico es una feria de asistencia obligada.
Cuando se comprenden las técnicas de ocultación, los modos de transmisión furtivos y los materiales empleados para blindar micrófonos o encapsular balizas, la inspección se orienta de manera más precisa. Esto permite detectar señales que pasarían inadvertidas en un barrido básico y analizar componentes que no muestran actividad evidente. Esta actualización técnica explica por qué un servicio de barrido electrónico en Madrid o Galicia, por ejemplo, tiene un precio que depende del tiempo invertido y del tipo de equipamiento necesario.
Beneficio directo para el cliente: detección real y reducción del riesgo
La asistencia a Milipol ofrece una ventaja que trasciende el conocimiento técnico puntual: permite comprender cómo evolucionan las amenazas, qué dispositivos aparecerán en los próximos años y qué técnicas utilizarán quienes deseen ocultarlos. Este aprendizaje tiene un impacto directo en la calidad del barrido electrónico.
Sun Tzu escribió en El arte de la guerra:
“Si te conoces a ti mismo y a tu enemigo, puedes ganar todas las batallas sin correr peligro. Si no te conoces a ti mismo, perderás la mitad de las batallas, y si no conoces a ninguno de los dos, las perderás todas.”
En contramedidas electrónicas, este principio resulta especialmente pertinente. El profesional TSCM debe conocer sus propias herramientas, sus limitaciones y su capacidad de análisis. También debe conocer las amenazas emergentes, es decir, los dispositivos que podrían aparecer en un vehículo, un despacho o una habitación.
Acudir a ferias como Milipol permite precisamente esto: anticiparse a la tecnología que aún no ha llegado al mercado civil, pero que puede terminar empleándose para vigilancia encubierta.
Este conocimiento se traduce en ventajas concretas para el cliente:
- Mejora la detección de dispositivos sofisticados que evitan ser localizados por herramientas básicas,
- Reduce la probabilidad de que un rastreador GPS o un micrófono blindado pase inadvertido,
- Permite interpretar con precisión señales débiles o patrones anómalos,
- Orienta la inspección según las técnicas de ocultación más avanzadas observadas en la feria,
- Acelera la toma de decisiones cuando se detectan indicios compatibles con dispositivos modernos.
Para el cliente, esto significa un barrido electrónico más eficaz, más actualizado y mucho más difícil de eludir.
Conocer la tecnología emergente —y cómo se esconde— convierte el servicio en una medida preventiva fiable, especialmente en escenarios donde la privacidad o la seguridad personal se encuentran en riesgo.





